Tras la lectura del texto propuesto en clase sobre la Didáctica de la Educación Artística de Ricardo Marín, he de decir que me ha resultado francamente significativo descubrir que, la enseñanza del dibujo y las artes plásticas se remonta, según los estudios de Marín, a la Antigua Grecia, y que, después de la increíble evolución de esta enseñanza a través del tiempo, reflejada en el texto, parece que aún no hemos dado con la tecla. Quizás sí que hayamos dado con una metodología reveladora. Otra cosa es llevarla a cabo en el aula y que nos dejen los alumnos, claro. Por otro lado, analizando el texto desde una perspectiva más amplia, podemos concluir con que estas enseñanzas se encuentran muy en conexión con el contexto cultural al que pertenecen: en la Edad Media el dibujo estaba focalizado a la producción comercial y a los oficios, en el Renacimiento a la belleza y la expresión de las formas humanas, en el siglo XIX al desarrollo tecnológico y la fabricación industrial, en el siglo XX a la búsqueda de la expresión creativa a través de una base teórica... o no. ¿Qué ocurre ahora que hemos dejado el siglo XX atrás? ¿Qué objetivo debemos marcarnos para emprender una enseñanza creativa y "culturizante" en el contexto en el que el profesor de Secundaria se ve inmerso hoy día? Si tuviera que decantarme por alguna de las metodologías planteadas en el texto, optaría por una mezcla entre la autoexpresión creativa y los preceptos docentes de la DBAE. En mi opinión, la creatividad no está reñida con el aprendizaje de unos conocimientos artísticos previos que algunos tachan de "contaminantes". El conocimiento abre la mente hacia nuevas perspectivas, hacia nuevos horizontes por explorar, hacia nuevas creaciones, hacia una búsqueda del "yo artista", cuya creatividad no debe verse mermada por la base teórica que recibe simplemente como cultura.
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