Cultura Abelam |
El arte, como dice Clifford Geertz, lejos de ser una materia independiente, no es más que un sector participante en el sistema general de formas simbólicas que llamamos cultura. En este capítulo El arte como sistema cultural perteneciente al libro Conocimiento local. Ensayo sobre la interpretación de las culturas, Geertz insiste una y otra vez en la idea de que para entender el arte es necesario conocer y comprender qué ocurre en la sociedad que lo produce, porque desde los Yoruba, pasando por los Abelam, los artistas del Renacimiento y los poetas del Islam, todo lo creado artísticamente es fiel fruto de la sociedad en la que se concibieron. Y no importan los procedimientos, ni las técnicas… ni siquiera el color. Importa que significan algo para los que admiran la obra: la civilización para los Yoruba; el poder de la mujer para los Abelam, el sacrificio de Jesús para los cristianos; el mundo entre la palabra de Alá y la lucha de los hombres para los islámicos. Todas las formas de arte se conciben para participar de esa cultura, de esa sociedad en definitiva. Es por esto que Geertz defiende la idea de que para poder comprender una obra y, por tanto, emitir juicios acerca de ella, es condición necesaria conocer el contexto en el que fue creada. Algo que nos cuesta demasiado desde una perspectiva occidental, ya que tendemos a explicarlo todo desde nuestros conocimientos técnicos, con una visión “contaminada” con lo que nosotros concebimos como arte en nuestra propia cultura. Como dice Geertz “al fin y al cabo, no hemos de enfrentarnos únicamente con estatuas, pinturas o poemas, sino con los factores que hacen que esas cosas parezcan importantes –es decir, que les concedan importancia- para aquellos que las elaboran o poseen, y esos factores son tan variados como la vida misma. [...] No necesitamos una criptografía, especialmente cuando ésta consiste en reemplazar un código por otro aún menos inteligible, sino un nuevo diagnóstico, una ciencia que pueda determinar el significado de las cosas en razón de la vida que las rodea”. Quitémonos la máscara occidental que nos limita nuestra visión del arte. Necesitamos ver más allá.
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